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Por qué no funciona la homeopatía (I): La teoría 9 noviembre 2011

Posted by Jesús in General.
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Empiezo aquí una serie de dos entradas para abordar un poco el tema de la homeopatía, ya que me parece que la información está un poco dispersa y, después de ver algunos comentarios, me parece que mucha gente no tiene las ideas muy claras, o se piensa que los que nos oponemos a la homeopatía lo hacemos por fundamentalismo, porque estamos a sueldo de las pérfidas farmacéuticas, o simplemente porque los homeópatas nos caen mal. No voy a explicar nada demasiado novedoso, sino simplemente intentaré resumir lo mismo que se puede encontrar por ahí, sin entrar en tecnicismos.

La idea es explicar por qué la homeopatía no funciona, pero sin dramatismos, radicalizaciones ni dogmas, en plan «no funciona porque es una chorrada», sino de una forma argumentada, con datos concretos y analizándolo desde dos puntos de vista: el teórico y el práctico. Estos son los dos enfoques que hay que tener en cuenta no ya para la homeopatía, sino en general para cualquier disciplina/técnica que pretenda curar cosas, y eso puede ser la homeopatía, la acupuntura o la quiropráctica, pero también el desarrollo de un medicamento, una nueva técnica quirúrgica, o en general cualquier cosa de la medicina «respetable».

Veamos lo que dice la homeopatía: la idea de fondo es que una forma de curar las enfermedades es exponer al organismo a cantidades minúsculas de la sustancia que las provoca, de manera que el cuerpo las «reconozca» y aprenda a combatirlas. Es un poco la misma idea de las vacunas, que exponen al cuerpo a una versión reducida de determinados virus, para que cuando nos ataque de verdad estemos preparados. Además, nos dicen que cuanto más diluido esté el principio activo, más potente será el efecto del producto homeopático.

Lo cierto es que el planteamiento suena bastante razonable. Como he dicho, es la misma forma de funcionar de las vacunas, y si con las vacunas funciona, ¿por qué no va a funcionar a un nivel más general? Bueno, por desgracia el universo tiene sus manías, y que algo parezca razonable no implica que vaya a funcionar. Y si no que se lo expliquen a los físicos, que cuando estaban tan contentos con sus leyes físicas llegó Einstein y demostró cosas como que dos gemelos idénticos envejecen a diferentes velocidades si uno se va de viaje y el otro no, pudiendo acabar uno con 80 años y el otro con 20 (si viajan lo suficientemente rápido, por supuesto, yendo a Cancún con Iberia no pasan estas cosas). Y esto es así aunque nadie haya ido aún de vacaciones a Alfa Centauri, ya que muchísimas cosas del día a día (como el GPS, o determinados microscopios electrónicos) no funcionarían si la relatividad de Einstein esto no fuera correcta.

Volviendo al tema, lo que falla con la homeopatía es el tema de las disoluciones. Como la teoría dice que cuanto más se diluye más potente es el medicamento, pues lo que se hace es diluirlo muchas veces. Es decir, se coge una gota del producto y se mezcla en agua. De la mezcla resultante, se vuelve a coger otra gota, y se vuelve a mezclar en agua, y así sucesivamente hasta 4, 5, 10 o 15 veces (el número de veces está marcado en la cajita del producto, por si alguien tiene curiosidad). Pero resulta que cualquier producto, aunque parezca completamente uniforme, está compuesto de un número concreto de moléculas y, cada vez que diluimos, lógicamente este número se reduce respecto al agua en el que está. Es útil pensar en la analogía de un bombo lleno de bolas blancas, al que añadimos 5 bolas negras. Sacamos 5 bolas al azar, y las metemos en otro bombo lleno de bolas blancas, repitiendo el proceso unas cuantas veces. Así es fácil ver como, al final, es muy difícil que en las últimas 5 bolas que saquemos haya alguna negra. No es que sea 100% imposible, ojo, pero es infinitamente más probable que se hayan quedado por el camino, pero llega a un punto que las cosas infinitamente improbables se pueden considerar imposibles a efectos prácticos, igual que tampoco es imposible que a alguien le toque el gordo de navidad todos los años de su vida, pero nadie lo considerará una posibilidad digna de tener en cuenta. Por tanto, si las bolas blancas son agua y las negras el principio activo, podemos decir con seguridad que en un producto homeopático no queda absolutamente nada del principio activo supuestamente diluido en él, por lo que son, simplemente, agua corriente y moliente.

Y esto se calcula fácil con la química que se estudia en secundaria (¿alguien recuerda todo el tema de los moles, y demás? pues es eso). Como esto es muy básico de refutar, la salida que han encontrado los homeópatas es plantear que vale, que no queda nada de producto en el agua, pero es que resulta que el agua tiene memoria, y «recuerda» aquellas sustancias con las que ha estado en contacto. Esto no sólo es incompatible con todo lo que conocemos sobre el agua (que es mucho, son muchos siglos de estudiarla), sino que por poco que se piense no se sostiene: si el agua recuerda toda su historia, ¿por qué el agua corriente no nos provoca todo tipo de efectos adversos? Al fin y al cabo, el agua que bebemos ha pasado por tuberías, embalses y, si me apuras, por alcantarillas y demás sitios nauseabundos previamente a ser depurada, y por tanto ha estado en contacto con todo tipo de sustancias tóxicas que, bien diluidas, deberían tener un efecto devastador. ¿Acaso tiene el agua una memoria más a corto plazo? Pues tampoco encaja, porque puedo mezclar agua con arsénico, destilarla en un alambique y bebérmela a continuación, y no me va a pasar absolutamente nada pese a haber estado en contacto con un veneno minutos antes.

Vamos, que lo del efecto memoria no sólo no ha sido explicado desde un punto de vista físico, sino que además es completamente contradictorio con nuestra experiencia cotidiana.

Pero abramos nuestra mente, y supongamos que, aunque a nivel teórico la cosa no parezca tener pies ni cabeza, el problema lo tengamos nosotros y sea nuestro marco teórico el que es insuficiente. Al fin y al cabo hace mil años se pensaba que la tierra era plana porque el marco teórico decía que si fuera redonda los de las antípodas se caerían al abismo infinito, y por las mismas podría ser que el agua sí tuviera un efecto memoria que, con la ciencia actual, no sabemos explicar. O también se podría argumentar que, aunque el efecto memoria no exista, las disoluciones homeopáticas que aún tengan algo del principio activo sí puede ser que tengan efecto.

Cuando ya hemos llegado al límite de lo que nos da la teoría, la forma definitiva de zanjar la cuestión es, simplemente, probar la homeopatía en la vida real y ver, más allá de la teoría de unos u otros, quién tiene razón y quién se equivoca. Pero eso lo dejo para el siguiente post, donde veremos cómo se hace un estudio en condiciones, qué estudios se han hecho al respecto y qué resultados han dado.

Probando el nuevo carril bici de Palma 10 agosto 2011

Posted by Jesús in Bici.
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Ayer probé el nuevo trazado de carril bici de Palma, renovado por el nuevo gobierno municipal para, supuestamente, aligerar el tráfico de coches y hacer más seguro el tránsito de las bicis. Básicamente, han sacado el carril bici de Avenidas y lo han metido por calles interiores. Reconozco que mi predisposición no es buena, pero todo el mundo merece el beneficio de la duda y voy a darle una oportunidad.

Mi trayecto, desde Pza París hasta el Corte Inglés. Empiezo sin demasiados cambios, ya que el tramo de Blanquerna apenas ha cambiado nada (simplemente el carril es central en vez de lateral, para mí no aporta nada pero tampoco molesta). Llego a Avenidas, y el carril se mete por San Miguel y por dentro de la plaza Espanya. Aquí tengo que dar la razón al consistorio, ya que el nuevo trazado por el interior es bastante más razonable que el que había junto a las paradas de bus, y que generaba no pocos conflictos con la gente que subía o (especialmente) bajaba de los buses.

Pero a partir de aquí todo cambia. Una vez dejamos Pza Espanya, empiezan las famosas «ciclocalles», que no dejan de ser las calles de siempre, con los coches de siempre, sólo que ahora supuestamente los ciclistas tenemos prioridad. Pero en el mundo real no basta con desear las cosas y confiar en que, de repente, todo el parque móvil cambie de mentalidad, y la verdad es que la sensación es la contraria. En los 5 minutos que necesito para recorrer las ciclocalles interiores hasta llegar al Corte Inglés, me veo rodeado de coches, furgones y autobuses (tiene delito que una ciclocalle pase por la porta de Sant Antoni, confluencia de buses) pasando a escasos centímetros de mí.

A la convivencia con tanto vehículo pesado hay que añadir la atención que hay que dedicar para no perderse, ya que las ciclocalles aparecen y desaparecen casi sin darse cuenta, y en más de un momento paras y piensas «cony! si yo estaba en el carril». Como remate, para devolver la bici a la estación de Bicipalma tengo que irme tres calles (convencionales) más arriba y cruzar las Avenidas, por lo que la cosa pierde bastante la gracia.

Conclusión: qué difícil es que los políticos hagan algo bien, pero qué fácil lo tienen para cargarse algo y convertirlo en una caricatura de sí mismo. Porque yo hasta ahora cogía la bici pensando en lo rápido que iba a llegar y lo tranquilo que iba a circular, y en cambio ahora, sabiendo que voy a tener que pelearme con coches, autobuses y trazados laberínticos, lo que pienso es «uf, vamos allá, que no me pase nada». Y si yo, que tengo cierta costumbre de ir en bici, pienso eso, me imagino lo que pensará el ciudadano casual, sin mucha experiencia en lo de los pedales, que hasta ahora se estaba animando a ir en bici pero que viendo el percal está claro que va a dejar la bici en el trastero y va a coger el coche. Y, así las cosas, no me extrañará nada cuando, dentro de un año o dos, los 1.000 ciclistas diarios que había hasta ahora se hayan convertido en una docena, por lo que el consistorio, de forma muy razonable y en aras de la movilidad, desmonte todo el chiringuito del carril bici porque «total, no hay conciencia, no lo usa nadie». Y si no, al tiempo.

Adecentando mi Android 9 agosto 2011

Posted by Jesús in Android, Informática.
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Hace ya tiempo que me compré mi (entonces) flamante Samsung Galaxy Spica y, aunque la verdad es que Android me gusta mucho como sistema operativo, la instalación que venía de serie tenía una serie de carencias que, sin ser fatales, tocaban un poco las narices, la verdad:

  • La versión de Android es la 2.1, sin posibilidad de actualización oficial. Eso implica no poder instalar aplicaciones a la SD, no tener soporte JIT (y por tanto mucho mejor rendimiento), así como problemas con programas nuevos que ya empiezan a pedir Froyo (2.2) como mínimo.
  • Algunos programas están instalados a piñón, sin posibilidad de desinstalación (Twitter, Facebook, el vomitivo launcher por defecto). Teniendo en cuenta que el Spica no va muy sobrado de espacio, no hace ninguna gracia.
  • En general, no se pueden hacer bastantes cosillas por no tener acceso root.

Al final, y después de casi un año de usar el móvil tal cual lo compré, me lié la manta a la cabeza y, siguiendo las instrucciones de los foros de HTC Mania, le hice unas cuantas cosas:

  1. Rootearlo: Esto quiere decir cambiarle el kernel (Android en el fondo es un linux) por otro que permita acceder como superusuario y deje hacer muchas más cosas (tocar la velocidad de la CPU, controlar procesos de sistema, y otras muchas cosas).
  2. Cambiarle la ROM por una Samdroid con Froyo. Samdroid es una de las ROMs más conocidas para el Spica, y pretende (al contrario que CyanogenMod, que es la otra más famosa) mantener lo máximo posible el sistema operativo original. Me daba un poco de repelús eso de poner Froyo, ya que no es oficial y todo son alfas y betas, pero la verdad es que el resultado es muy estable.
  3. Cambiar el sistema de ficheros de RFS a EXT2. RFS es un sistema de ficheros de Samsung que por lo visto es lento como el caballo del malo. Cambiar a EXT2 es tan fácil como arrancar Samdroid en modo recovery, y seleccionar la opción pertinente.

¿El resultado? Pues lo que más se nota es la mejora de rendimiento, que con el tema del JIT y la conversión a EXT2 es bastante notable, y va todo mucho más fluido. Además, al tener Froyo puedo instalar programas a la SD, que va de maravilla dado el escueto espacio del Spica, y por fin me he quitado de encima todos los programas de morralla que venían con la instalación de Android de Samsung, que ocupaban lo suyo. Y por lo que respecta a la duración de batería, de momento me parece que viene a durar lo mismo, aunque ahora que puedo juguetear con la frecuencia de la CPU gracias a ser root, creo que aún hay margen para mejorar.

En definitiva, pasar por todo el proceso me parece muy recomendable para cualquiera que tenga el Spica. El proceso es sencillo, está muy bien explicado, y el resultado es completamente estable. Es casi como estrenar móvil nuevo.

Triodos: ¿Banca ética? Menos de lo que parece 9 May 2011

Posted by Jesús in General.
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Hace no mucho descubrí Triodos Bank, un banco que supuestamente se rige por criterios éticos: no invertir en según qué empresas tirando a chungas, seguir criterios de máxima transparencia, y además reinvertir parte de los beneficios en toda una serie de iniciativas éticas. De entrada suena muy bien, y como la verdad es que me convenció inicié los trámites para cambiar mis cuentas allí. Al fin y al cabo, no vale estar todo el día quejándose de lo mala que es la banca pero no mover un dedo al respecto.

Pocos días después, leo una noticia en Menéame sobre Triodos, y uno de los comentarios avisaba de que había algo raro: alguna de las iniciativas financiadas eran directamente centros homeopáticos. Sorprendido por descubrir que se considerase ético financiar algo demostrado falso por activa y por pasiva, y pensando que sería algún tipo de error, envío un email a Triodos:

Veo sorprendido que, en la lista de todas las entidades y asociaciones a las que financian, aparecen varias «clínicas» de homeopatía. No sé qué tipo de función social tiene la homeopatía, cuando se ha demostrado fehacientemente que es un tratamiento sin ningún tipo de efectividad más allá del placebo, y que al final sólo sirven para enriquecer a una serie de multinacionales farmacéuticas que cobran sus buenas cantidades por lo que, al final, son pastillitas de azúcar.En definitiva, que creo que deberían mirar mejor a quién financian, porque se les ha colado gente bastante dudosa. Si esto es la banca «ética», apaga y vámonos.

Muchos días después, cuando ya pensaba que no recibiría respuesta (tampoco es que la esperase mucho), recibo un mail de la entidad en el que me explica que no, que no es accidental, y que Triodos tiene un compromiso total con la homeopatía y otras medicinas alternativas, y me cuenta lo típico de que trata al paciente de forma más integral, que el problema lo tiene la ciencia actual que no comprende la homeopatía, que se vende en farmacias y que media Europa lo está usando ya, y por tanto mola mogollón. Para más información, me da un link a la Asociación Española de Pacientes Homeopáticos, contenedor de propaganda homeopática y, eso sí que me hizo gracia, con un apartado para artículos científicos… completamente vacío, faltaría más.

En definitiva, que me he quedado a cuadros. No sé qué tiene de ético financiar supercherías que lo único que provocan son problemas de salud pública (cada vez hay más casos de gente que muere de cosas perfectamente tratables porque prefirió usar homeopatías de estas) y, por supuesto, el enriquecimiento de multinacionales como Boiron, que factura sus buenos 300 millones de euros al año vendiendo pastillitas de azúcar.

Vamos, que de momento paso de apuntarme a Triodos, hasta que se lean un diccionario y averigüen el significado de la palabra ética.

EDITO: Igual me he pasado con la conclusión. Como apunta bastante gente en los comentarios, por muchos defectos que tenga Tríodos siempre será mejor que un Santander/BBVA/Caixa, por lo que quedarse en un banco «normal» por los problemas que pueda tener Tríodos tampoco tiene mucho sentido. Por no hablar de que, como cliente, se tiene bastante más legitimidad a la hora de quejarse y que le escuchen a uno.

EDITO2: Buscando buscando, he encontrado este enlace en el que se investiga un poco sobre los orígenes un tanto esotéricos de Tríodos Bank, así como también se informa de quejas de empleados sobre el trato a los mismos. Personalmente, lo primero me parece un poco conspiranoico y, en realidad, bastante irrelevante (por mí como si los fundadores son adoradores de Belcebú, siempre y cuando trabajen bien). Y sobre el supuesto trato chungo a los trabajadores, en otro foro he visto el desmentido de la propia compañía, que la verdad me ha parecido bastante honesto, ya que no es que lo niegue, sino que viene a decir que a nivel de empresa hacen lo que pueden, y que es inevitable que haya problemas entre empleados.

Fukushima y la hipocresía nuclear 31 marzo 2011

Posted by Jesús in General.
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Mucho se ha hablado ya del incidente nuclear de Fukushima, y más me imagino que se hablará cuando se sepan todos los datos. Pero parece que, de momento, la corriente es unánime: Fukushima ha demostrado que la energía nuclear es peligrosa, y que debe abandonarse. Y me parecería muy bien, si no fuera porque, cuando analizamos todo el contexto, las cosas no encajan.

Veamos, ¿qué ha demostrado Fukushima hasta ahora? Pues, con los hechos sobre la mesa, lo único que ha demostrado es que, ante el terremoto más bestia en 1.000 años en una zona especialmente activa sísmicamente como Japón, seguido de un pedazo de tsunami, las centrales han resistido. Con daños considerables, es cierto (parece bastante claro que no podrán volver a funcionar), pero hasta el momento las emisiones están dentro de los márgenes tolerables, y en su mayor parte están restringidas al entorno de la central. Los medios nos hablan de apocalipsis, hecatombes y no dejan de recordar a Chernobyl pero, a día de hoy, no hay ni un solo afectado por radiación, ni mucho menos heridos o muertos (salvo algunos trabajadores de la central en los primeros momentos del incidente).

¿Un incidente sin mayores consecuencias justifica el abandono de toda una industria? Bueno, supongamos que consideramos que los efectos de Fukushima, pese a lo moderados que han sido, son intolerables. Vale, pero si aplicamos ese baremo, entonces también deberemos de dejar de producir acero, porque esa industria también ha tenido accidentes con emisiones de Cesio-137 (lo más chungo que ha salido de Fukushima). O dejar de producir un montón de productos químicos, que también han causado lo suyo.

Y todo eso sin hablar de qué hacemos una vez abandonemos la nuclear. ¿Seguimos quemando petróleo y carbón? Precisamente estas formas de generar energía han provocado efectos mucho más perniciosos que todo lo que haya podido pasar con la nuclear (sí, Chernobyl incluido), y más que provocará a medida que empeore el cambio climático. Las renovables aún no dan la talla, y ni siquiera está claro que puedan darla hasta el punto de depender al 100% de ellas. Y aun cuando fuera así, algo habrá que hacer mientras se desarrollen las renovables, porque incluso en el mejor caso, unas cuantas décadas de transición no nos las quita nadie. Y no, reducir un 50% el consumo de energía no es realista.

Al final, como comenta Yuri en su excelente blog:

Vivir es correr riesgos. Todo lo que hace el ser humano conlleva algunos peligros; sólo los muertos están completamente a salvo, si es que se puede considerar así. La cuestión es cuánto riesgo estamos dispuestos a asumir razonablemente, de manera individual o colectiva, a cambio de qué.

En definitiva, sí, la nuclear tiene riesgos. Y además, a la vista de Fukushima, seguramente son mayores de lo que se pensaba hasta ahora. Pero la energía nuclear nos proporciona una serie de ventajas (suministro casi ilimitado de energía con 0% de emisiones de CO2) a las que, hoy por hoy, no tengo claro que podamos renunciar. En realidad, tampoco creo que queramos renunciar a ellas. La conclusión «es peligroso, por lo tanto hay que abandonarlo» me parece tremendamente derrotista, yo prefiero algo tipo «es peligroso, pero como también es útil vamos a ver cómo lo podemos mejorar para hacerlo más seguro«.

Ojalá en 20 años ya no sea necesaria la energía nuclear porque nos hemos puesto las pilas de verdad con las renovables (que una cosa no quita la otra). Pero mientras la alternativa a la nuclear sea seguir quemando carbón y petróleo cargándonos el planeta, yo seguiré diciendo «Nuclear SÍ, gracias«.

¿Por qué nadie optimiza los PNGs? 20 agosto 2010

Posted by Jesús in Informática.
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Hace ya bastante tiempo que conozco una herramientita muy útil, llamada OptiPNG, que se dedica a recomprimir un fichero PNG probando diferentes valores para los parámetros de compresión, con la idea de reducir el tamaño del fichero. La cosa tarda un tiempo variable (en función del tamaño del fichero y la exhaustividad de las pruebas), pero al final casi siempre consigue una reducción del fichero de entre el 10% y el 30%.

Así las cosas, uno pensaría que este tipo de utilidades sería usado de forma masiva en la web, al fin y al cabo una reducción del 30% en el tráfico no es moco de pavo. Pues justo estaba hoy mirando una viñeta de la (excelente) tira Cyanide & Happiness, cuando me ha dado la impresión de que la imagen tardaba en cargarse. Ya sé que, con las conexiones de hoy en día, el tamaño de un fichero así es ridículo, y que la culpa casi seguro que es más de la conexión o el hosting, pero me ha dado por bajarme el PNG de la tira (72 KB) y pasarle el OptiPNG (con un simple «optipng -o7 fichero.png»). ¿El resultado? Un fichero de 44 KB, casi un 40% menos, y todo en 10 míseros segundos.

De acuerdo que estamos hablando de menos de 30 KB, pero en una tira con el número de seguidores que tiene Cyanide & Happiness, la cosa no es tan irrisoria. No he encontrado la cifra exacta en la web, pero veo que pone que tiene unos 250.000 seguidores en Facebook. Suponiendo que hay una tira cada 3 días (10 al mes), y que toda esa gente se la descarga, estamos hablando de un ahorro de tráfico de 70 GB al mes, que no es moco de pavo, y sólo por pasarle a un PNG  un programa que tarda 10 segundos.

Puedo entender que al que suba las imágenes se le olvide y/o le dé pereza andar procesando imágenes, pero es algo que se podría automatizar de mil maneras. Sólo por decir dos, se podría integrar la optimización en las subidas de ficheros de los gestores de contenidos, o también se podría hacer mediante una tarea cron que, por las noches, recorra y procese los ficheros alojados recomprimiendo lo que haga falta.

Pese a las ventajas y a la simplicidad del método, parece que a la gente le sobre el ancho de banda (y el dinero), y no se hace. En fin, cada cual tendrá sus motivos, pero para aquellos que tengan problemas de tráfico en sus webs, igual no está de más una pasadita por sus PNGs, igual se consigue aliviar la cosa.

El calor azul, los «termominerales» y otras formas de timarnos con la calefacción 29 marzo 2010

Posted by Jesús in General.
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Aunque se salga un poco de la línea de este (semiabandonado) blog, no puedo evitar comentar mis peripecias recientes con los sistemas de calefacción, porque la verdad es que la cosa es bastante indignante. Resumiendo mucho, me he alquilado un piso que no tiene calefacción, y me he puesto a investigar qué diferentes sistemas existen y cuál es mejor.

Al ponerme a buscar, no paro de encontrarme referencias al famoso «calor azul» y sus derivados (gel de no sé qué, termomineral de no sé cuántos), que se acaban resumiendo como emisores térmicos de «bajo consumo» (y no lo pongo entre comillas por casualidad). La moto que venden con estos sistemas es que llevan un material acumulador de calor, que permite poner en marcha la resistencia que llevan sólo durante un tiempo, ya que el resto funcionan con el calor acumulado y, por tanto se ahorra energía respecto a los sistemas que están en marcha todo el rato. Es más, el comercial que me atendió en el Leroy Merlin hasta me hacía un análisis cuantitativo diciéndome cuántos minutos de emisión «por la cara» tenía por cada 10 minutos de activación de la resistencia: 10-15 con radiador de aceite, 20-25 con gel/calor azul y hasta 50 con unos pedrolos que les llamaba «termominerales» que se supone son lo más de lo más.

¿Dónde falla este aparentemente maravilloso sistema? Pues en que vulnera un pelín las leyes de la física, que dicen, entre otras cosas, que la energía no puede crearse de la nada. Y si yo caliento 10 minutos un material y me está emitiendo calor 50 minutos, estamos creando energía en alguna parte. Como no recuerdo que a ningún fabricante de radiadores le hayan dado un premio Nobel de Física últimamente por conseguir superar las leyes de la termodinámica, me temo que la explicación es bastante sencilla: para que el material emita calor 50 minutos desde que se apaga la resistencia, tiene que haber estado también 50 minutos calentándose. Vamos, que los primeros 50 minutos el calor lo absorbe el material (y no el ambiente), de ahí que tenga una cierta «reserva» para cuando se apaga la resistencia. Otra posibilidad: el calor emitido esos 50 minutos es bastante menor que el que se le ha proporcionado.

En cualquier caso, ¿dónde está aquí el bajo consumo? Pues en ninguna parte. En todo caso, el menor consumo respecto a otros sistemas se debe a cosas que tienen poco ver con lo que cuentan: generalmente, y a diferencia de otros calefactores que están encendidos el 100% del tiempo, estos trastos llevan un termostato, que hace que se vaya monitorizando la temperatura y se apague/encienda la resistencia en función de si la temperatura ambiente ya es agradable. También suelen ser programables, poniéndose en marcha o no a según qué horas en función de si se está en casa o no, si se está durmiendo, etc. Esto sí que supone un ahorro de consumo importante, pero no es nada exclusivo de esta tecnología, y en ningún caso justifica el salto de precio que tienen este tipo de sistemas (300 eur/radiador contra 60-70 de un radiador de aceite normal).

Lo triste del caso es que la cosa está tan arraigada, y se nos ha machacado tanto con las (falsas) bondades de estos trastos, que es muy difícil salir de la rueda, y a día de hoy he sido incapaz de encontrar unos simples radiadores de pared con termostato que no se vayan a precios «azules». Evidentemente el pastel es jugoso, y todos los fabricantes se han subido al carro.

¿Conclusión? Que, si no se dispone de gas en la vivienda, toca pasar por el aro. En ese caso, lo más recomendable es no dejarse engañar por las palabrerías y comprarse simplemente los más económicos, fijándose más en las características de termostatos y programadores que en lo «azules» que sean o lo fantabuloso que sea su supermaterial acumulador.

Y, si se dispone de gas, nada supera hoy en día a una caldera de las de toda la vida, con radiadores de agua. Es mucho más eficiente calentar las cosas quemando directamente gas que quemando el gas en una central, que luego te envía energía eléctrica, que luego se convierte en calor. Cuantos más pasos más pérdida de eficiencia, y aunque para el consumidor parezca lo mismo, no lo es, y donde al final se nota es en la factura.

La ciencia no necesita tijeras 7 octubre 2009

Posted by Jesús in General.
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La ciencia no necesita tijeras

Pues eso. Que en tiempos de crisis es precisamente cuando hace más falta invertir en I+D, y un recorte del 15%, viniendo además de un gobierno que dice ser de izquierdas, es una vergüenza. Aún hay tiempo de parar este disparate.

Me han hackeado mi cuenta GMail 23 julio 2009

Posted by Jesús in General, Informática.
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Desde hace unos días he empezado a recibir algunos mails muy extraños en mi cuenta de GMail. Son básicamente errores que aparecen cuando el destinatario de un mensaje no existe y el mail rebota, y tenían asuntos como «Delivery Status Notification», y el origen era Mail delivery subsystem.

Esto en sí no tiene por qué ser un problema, al fin y al cabo podía ser que yo le hubiese enviado un mail a alguien y me hubiese equivocado con la dirección, o algo así. Pero el volumen de mensajes (como 20 al día) y, sobre todo, su contenido (mensajes en chino, y a direcciones desconocidas para mí) me hizo sospechar que podría estar pasando algo.

Buscando buscando, he descubierto que GMail tiene una opción para ver la actividad reciente en la cuenta. Concretamente, hay que ir a la parte inferior de la ventana, y pulsar aquí:

info_detallada

En la pantalla que aparece al clicar, se empiezan a ver cosas raras:

detalle_actividad

En primer lugar, aparece que sólo tengo una sesión abierta. Bien. Pero después, cuando miro la actividad reciente, empiezo a ver accesos extraños, por ejemplo un acceso por SMTP hecho a las 6:50 de la mañana, cuando yo estaba durmiendo plácidamente (bueno, con el despertador a punto de sonar, pero definitivamente no mirando el correo). La IP que figuraba en estos accesos tampoco me sonaba, y buscando en alguna de las múltiples páginas de WHOIS, me sale que es de alguien de China.

En definitiva, que me han hackeado la cuenta, y la están utilizando para enviar spam, de ahí que me lleguen los mensajes rebotados de sus pobres víctimas. ¿La solución? En primer lugar, cambiar la contraseña de la cuenta. Otra opción que recomiendan es activar el cifrado HTTPS en las opciones de GMail, ya que estas cosas pueden pasar cuando se está mirando el correo en un entorno inseguro, como una conexión wireless o un cyber.

A ver si con estos cambios la cosa se arregla, porque la verdad es que he tenido suerte. Buscando en Internet casos similares, hay muchas historias para no dormir, y me podrían haber cambiado el password, borrado mails personales o enviado mails ofensivos en mi nombre, entre muchas otras cosas.

Progresando, que es gerundio 23 marzo 2009

Posted by Jesús in Informática, Linux.
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Hace un tiempo considerable, comentaba por aquí mis peripecias para conectarme a Internet usando el móvil. Aunque el proceso no era nada del otro mundo, implicaba ejecutar comandos de consola y editar oscuros ficheros de texto.

Unos meses y unas cuantas versiones de Ubuntu después, pruebo a hacer lo mismo y, antes de que me dé tiempo de abrir la consola y empezar con la magia negra, me aparece una ventanita en la que me dice que ha detectado mi móvil. Aunque se equivoca con el modelo, me muestra un asistente que, en dos clics, me pregunta qué operador tengo y algún detalles más, y en 30s ya estoy navegando. Más fácil imposible y, dicho sea de paso, mucho más sencillo que en Windows.

Va a ser verdad que vamos hacia adelante…